Los Bay Biscuit son una tradición culinaria que ha acompañado a generaciones en Argentina. Aunque su nombre se asocia a una marca en particular, el concepto y la técnica detrás de estos bizcochos tienen raíces mucho más antiguas, vinculadas a la evolución de los panes y galletas preservables en Europa. La palabra *biscuit* proviene del francés *bis cuit*, que literalmente significa "cocido dos veces". Este método de doble cocción tiene su origen en el siglo XIV, cuando los marineros necesitaban alimentos que pudieran resistir largos viajes sin echarse a perder. Para ello, se preparaban panes planos, que se horneaban dos veces hasta eliminar casi toda la humedad, lo que les daba una textura dura y crujiente.
Estos productos, conocidos como *rusks* en inglés o incluso relacionados con los *biscotti* italianos, se convirtieron en esenciales para los viajes marítimos y las campañas militares debido a su durabilidad.
Con el tiempo, esta técnica evolucionó para crear variantes más refinadas y sabrosas, dando lugar a diferentes tipos de galletas y bizcochos alrededor del mundo. En Argentina, los Bay Biscuit se popularizaron hace más de 70 años, convirtiéndose en una delicia clásica que evoca recuerdos de la infancia y meriendas familiares.
Estos bizcochos se destacan por ser medianamente dulces, gruesos, crocantes y perfectos para acompañar un té o café. A pesar de que su receta básica no ha cambiado mucho a lo largo del tiempo, hoy se pueden encontrar envasados con diversas presentaciones. Sin embargo, nada se compara con prepararlos en casa, donde el aroma del horneado y la textura artesanal aportan un toque especial.
Receta Tradicional de Bay Biscuit
Ingredientes:
- Huevos: 5
- Azúcar: 200 g
- Aceite: 50 cc
- Polvo para hornear: 1 cucharadita
- Harina: 300 g (puede ser reemplazada por harina leudante)
- Vainilla: 1 cucharadita
Preparación:
1. Preparar la mezcla base:
En una batidora, colocar los huevos y el azúcar. Batir hasta que la mezcla esté espesa y cremosa. Luego, añadir el aceite y batir unos minutos más para integrar.
2. Incorporar los ingredientes secos:
Tamizar la harina junto con el polvo para hornear y agregarla a la mezcla. Perfumar con esencia de vainilla y mezclar suavemente hasta obtener una masa homogénea.
3. Hornear la base:
Cubrir un molde rectangular mediano con papel manteca. Verter la mezcla asegurándose de que quede con un grosor uniforme de aproximadamente 2 cm. Emparejar la superficie con el dorso de una cuchara.
Hornear en un horno precalentado a temperatura media durante 20-30 minutos, o hasta que la base esté cocida y ligeramente dorada.
4. Cortar y tostar:
Una vez enfriada, desmoldar la base y cortarla en rectángulos similares a los tradicionales Bay Biscuit. Colocar los trozos en una placa seca y hornearlos nuevamente a fuego muy bajo hasta que se doren por todos sus lados. Este proceso de doble cocción es lo que les da su textura característica.
5. Enfriar y conservar:
Dejar enfriar completamente antes de guardarlos en frascos herméticos, para preservar su crocancia.
Variantes y consejos
Para una versión más rápida, se puede utilizar una mezcla comercial de bizcochuelo de vainilla como base. Cocinar en un molde grande para obtener una altura reducida, enfriar y seguir el proceso de tostado.
Además, si prefieres simplificar la receta, reemplaza la harina y el polvo para hornear por 300 g de harina leudante, lo que garantizará un resultado uniforme y esponjoso en la primera cocción.
Un bocado de nostalgia
Los Bay Biscuit no solo son un acompañamiento delicioso para el mate o el café, sino también un recordatorio de momentos compartidos en familia y tardes de infancia. La receta que presentamos aquí es una versión tradicional, sencilla de hacer en casa y perfecta para revivir el sabor auténtico de estos clásicos bizcochos.
La próxima vez que los prepares, recuerda que detrás de su textura crocante y su dulzura sutil se esconde una historia que une la innovación medieval con las tradiciones modernas. ¿Te animas a probarlos?