Las medialunas son parte del ADN argentino, sí, sí , ya sé, la croissant, madre de todas las medialunas, es más francesa que la tour Eiffel, pero la medialuna es a un argentino y un cafe con leche, lo que una croissant a un francés de pura cepa, así de mucho. Las medialunas tienen varias versiones, pueden ser crocantes y hojaldradas, si se trata de medialunas de grasa o de panadería o gorditas y esponjosas si son de manteca.
De todas maneras, cualquiera sea su consistencia, textura o tenor graso, habrá algo que será invariable: su forma de medialuna, en un claro “cuarto creciente”.
El nombre deriva del francés “croissant” que no es otra cosa que “creciente” porque se supone que fueron los franceses quienes las popularizaron en el mundo. En Francia no existe el “petit dejéuner” (pequeño desayuno) si no está acompañado por un “croissant”, sin embargo, a pesar de tanto glamour francés, el origen de esta confitura que se argentinizó como tantos otros inmigrantes, tampoco nació en Francia, comprendo la desilusión, pero llegó desde Austria como tantas otras maravillas de la pastelería y su formato tiene relación con una batalla que sirvió para ponerle punto final a un bloqueo militar musulmán que afectaba a la ciudad de Viena desde tiempo atrás. La batalla de Kahlenberg, ocurrió en septiembre de 1683 y marcó la derrota de las tropas del gran visir Merzifonlu “Kará” Mustafá, uno de los líderes del entonces Imperio Otomano, que aspiraba conquistar el centro de Europa.
Era la segunda vez que los otomanos sitiaban Viena, y dicen que en esa ocasión, para sobrepasar las defensas de un ejército integrado por austríacos y polacos, una madrugada empezaron a cavar un túnel para así sorprender a las tropas que lideraba el emperador Leopoldo I de Viena y Juan III Sobieski, rey de la Mancomunidad Polaca-Lituana. Pero olvidaron que los panaderos trabajaban en ese horario, estos comenzaron a oir fuertes ruidos provocados por el enemigo, se percataron de la movida estratégica y dieron el alerta que llevó a la derrota de los otomanos.
En reconocimiento a este servicio panaderil, el emperador les permitió que, entre otros honores, pudieran llevar espadas en la cintura, algo que estaba reservado sólo para militares y autoridades. Los panaderos en retribución, decidieron crear dos panes: uno que se identificó como “Leopold”; el otro, bajo la denominación de “Halbmond”, que en alemán significa “media luna”. Era una forma de burlarse del emblema que los otomanos llevaban en sus estandartes.
La otra cara del triunfo de los vieneses fue el final que le esperaba a “Kará” Mustafá. No sólo perdió el mando de aquel ejército sino también su vida. En diciembre de 1683 y en Belgrado fue ejecutado. Lo ahorcaron con una cuerda de seda, como correspondía a su rango de gran visir. Su cabeza, llevada en una bolsa de terciopelo, le fue entregada al sultán Mehmed IV. Según dijeron las vecinas chusmas, en todas las epocas existieron, antes de ser ahorcado, Mustafá le dijo a sus verdugos: “Asegúrense que el nudo esté bien atado”.
La medialuna perfecta no existe, todos los expertos dicen haberla conseguido, pero si esto fuera cierto, no existiría la infinita variedad de deliciosas medialunas que surgen de las manos de hábiles panaderos y pasteleros, es muy importante, el tiempo de descanso, la calidad de la materia prima y el agua, ya que un agua liviana y de calidad, lograra una masa más delicada, ésta receta que acompañamos es la de una clasica medialuna de manteca, sin embargo podés comenzar tu incursión en el mundo del hojaldre, con uno de tipo rápido, con este video paso a paso, pero sea cual sea la receta que elijas, te llevara por la buena senda y conseguirás un producto de calidad superior, claro que no la medialuna perfecta, porque la medialuna perfecta, no existe 😉.
Receta
Ingredientes
Almíbar
- Cascara de limon c/n
- Agua 300 cc
- Azúcar 300 grs
Amasijo
- Azúcar 50 grs
- Harina 000 500 grs
- Levadura 30 grs
- Extracto de vainilla c/n
- Miel 15 grs
- Sal 10 grs
- Leche 250 cc
Empaste
- Harina 25 grs
- Manteca 200 grs
Paso a paso
- Con todos los ingredientes hacer una masa homogénea y elástica.
- Dejar descansar, mientras tanto realizar el empaste.
- Estirar en forma rectangular la masa.
- Colocar en el medio el empaste.
- Cerrar y dar 4 vueltas simples. (Como se hace)
- Entre cada vuelta, es necesario dejar la masa en la heladera por 3 horas.
- Estirar la masa a ½ cm de espesor.
- Cortar cuadrados, y de ellos, triángulos.
- Dar frio durante 20 minutos.
- Enrollar y estibar.
- Dar 2 horas de frio, sacar y dejar que leve el doble.
- Pintar con doradura.
- Cocinar a 200 ºC.
- Cuando se retiran del horno, pintar con almíbar.
Almíbar
- En una olla verter el agua, azúcar y cascara de limón.
- Llevar al fuego y dejarlo hasta que se disuelvan bien los cristales de azúcar.