El pez fugu, también conocido como pez globo, contiene en su interior grandes dosis de tetradoxina, una toxina paralizante para la que no se conoce antídoto y que puede causar la muerte

de cualquiera que lo ingiera. Esto no ha detenido a sus principales consumidores, los japoneses, quienes llevan miles de años preparando este pescado, pese al evidente riesgo. A lo largo de la historia de Japón, el fugu ha sido prohibido en varias ocasiones.

El fugu no es un pescado muy común y su pesca está protegida. El precio no es nada barato ya que se captura con vida y se lleva directamente al mercado o al restaurante que lo haya comprado. Hay que tener en cuenta que para cocinarlo hace falta una licencia especial, medida que se adoptó a mediados del siglo XVIII. Para obtenerla hay que pasar un periodo de tres años de estudios y un examen práctico, sólo superado por el 35% de los aspirantes.

fugu

Lo cierto es que la toxicidad del fugu ha disminuido mucho en las últimas décadas gracias a un notable trabajo por parte de los biólogos japoneses, lo que no quita que todavía haya que cuidar al extremo la preparación del pescado, que va más allá de la cocina, ya que sus desperdicios concentran la mayor parte de la toxina y no se pueden tirar así como así.

Se puede comer el fugu de varias maneras. La más popular y fascinante es en sashimi, que se sirve en una bandeja con forma de crisantemo, flor que puede ser entendida como un símbolo de la muerte. Otra de las maneras más conocidas es frito, fugu kara-age, o en un guiso con verduras, fugu-chiri.

El consumo de fugu es bastante limitado, aunque extendido por todo Japón, a precios muy superiores al de otros pescados. La mezcla de sabor y adrenalina a la hora de probar un plato que podría matarte ha resultado una combinación insuperable. Pocos lugares fuera de Japón se arriesgan a servir este plato, y los que lo hacen reciben casi siempre el fugu limpio desde restaurantes japoneses. Su venta y preparación está prohibida en la Unión Europea.