Su sabor amargo y olor cítrico son la marca inconfundible de este famoso licor italiano, uno de los más conocidos y consumidos en todo el mundo. La gastronomía italiana es una de las
más conocidas y extendidas. Podemos encontrar restaurantes de pasta y pizza casi en cualquier rincón del planeta. No hay mejor embajador de este tipo de comida que sus productos típicos. Y que levante la mano el que no haya probado un limoncello como cortesía de la casa tras terminar con un buen plato de pasta.
Este licor es típico de la región de la Campania, conocida por sus limones, aunque también se produce en otros lugares de Italia, como Sicilia. La variedad más común en su elaboración es la Sorrento. En las últimas décadas, la producción de limoncello se ha extendido a otros países europeos y también a Estados Unidos, sobre todo en California.
Para preparar limoncello se utiliza corteza de limón, que se macera en alcohol durante casi dos semanas. Luego se prepara un almíbar suave al que se le añade el alcohol, que ya ha cogido todo el sabor y esencia de los limones. El resultado final es un licor denso y opaco, de gran aroma y poderoso en el paladar.
La costumbre es tomar el limoncello muy frío, ya que así se aprecia mejor su gran cuerpo, aunque para disfrutar de todo su aroma hay quien lo deja reposar hasta alcanzar casi la temperatura ambiente. Es un licor indicado para tomar después de comer, un digestivo que Nos ayudará a bajar la pasta.
Existen numerosas variedades de limoncello. Desde el uso de diferentes licores en la preparación, no es lo mismo usar un orujo, una grappa o vodka, como en añadidos posteriores. Existe un pistachio cello -con pistacho-, el meloncello -con melón-, o incluso el fragoncello -con aroma de fresas-. Para los más golosos, también se produce una crema de limoncello en la que se sustituye el almíbar por leche.
La receta de Donato de Santis
Ingredientes
- Limones 1 k
- Agua 1½ L
- Azúcar ½ k
- Alcohol 1 L
Preparación de la receta
- Cepille los limones, pele y retire la parte blanca de las cáscaras.
- En un frasco de vidrio disponga las cáscaras de los limones y el alcohol.
- Tape el frasco y deje macerar durante 1 semana a 1 mes.
- Filtre el alcohol a través de un lienzo.
- En una cacerola disponga el agua, el azúcar y lleve a hervor.
- Mantenga en ebullición durante 5 minutos.
- Deje enfriar y pase el almíbar a través de un filtro.
- En un frasco mezcle el almíbar con el alcohol macerado.
- Conserve en botellas tapadas.