Es posible que las primeras plantaciones de comino aparecieran en la zona de Egipto o Siria, donde su uso está ligado tanto a la medicina tradicional como a la cocina desde tiempos
inmemoriales. A partir de ahí se expandió hasta Grecia y Roma, convirtiéndose en una especia muy conocida y que pronto dio el salto hacia el resto de Europa y Asia. Hoy en día está presente en gastronomías de todo el mundo y se sigue usando por sus propiedades saludables.
En cuanto a cómo usar el comino, si bien se puede usar directamente en grano, lo mejor es conseguirlo molido, ya que un uso en exceso de la especia podría copar por completo el sabor de casi cualquier plato. Forma parte de mezclas tradicionales, como varios tipos de curri en India o el ras el hanut, típico del Magreb.
En la gastronomía española y medio Oriente, el comino está muy presente. Es fundamental a la hora de preparar los mojos canarios, varios tipos de embutido como la morcilla de Burgos, además de en potajes de garbanzos, guisos de carne, cremas de verduras… el listado es interminable.
Otros platos con comino muy famosos a nivel internacional serían la chimichanga mexicana, el cuscús, el humus, el tajine o, como ya hemos comentado, varios tipos de curri. En cualquier caso, se considera que esta especia ayuda a digerir platos pesados gracias a sus propiedades saludables, siendo responsable de reducir la producción de gases en el organismo.
Y es que el comino es muy bueno para mejorar la digestión, es antiespasmódico y también es un diurético saludable. Además, se puede tomar haciendo una infusión con sus semillas o bien diluyendo su molido en agua. También se pueden preparar cataplasmas o ungüentos para uso local. En cualquier caso, hay que tener cuidado con un consumo excesivo y consultar con un experto antes de iniciar un tratamiento.