Te enseñamos cómo preparar tu propio vermut casero y artesanal de una forma fácil y sin complicaciones, además de a tu gusto. Vamos a descubrir cómo se hace el vermut de una forma artesanal y completamente casera; este es el proceso a seguir:
Paso 1: En un envase de vidrio con tapa, introduciremos los botánicos que harán posible el vermut, como el ajenjo, que resulta imprescindible, la canela, la cáscara de limón, la cáscara de naranja, la manzanilla, la genciana, las bayas de enebro, la flor de saúco, el cilantro, la corteza, el regaliz y la lavanda. Por cada litro de vino, preferiblemente blanco, será una media cucharada grande del ajenjo o un poco menos si el amargo no es nuestro mejor amigo, media barrita de canela, las cáscaras respectivas de ambos cítricos y una cucharada de cada una de las hierbas mencionadas.
Paso 2: Dejaremos el recipiente en un espacio cerrado, oscuro, seco y fresco entre dos semanas y un mes. Debemos esperar hasta que los aromas y sabores de todo lo que hemos infusionado en el vino pasen a este.
Paso 3: Pasado este tiempo, será momento de retirar los botánicos y afinar el resultado. Añadiremos un poco de miel o unas tres cucharadas de azúcar un poco caramelizado, así como un toque extra de alcohol, necesario para que sea un vermú como tal. Puede ser un poco de eau de vie, que resulta bastante neutra, o incluso jerez tanto dulce como seco. Algunas personas también lo dejan tal cual, sin añadir grados, por lo que todo es cuestión de probarlo antes.
Llegados a este punto, el vermut habrá quedado listo para degustar.
Cómo se sirve un Vermut
Te decimos cómo se sirve un vermú, en sus variantes más castizas, clásicas y tradicionales, hablamos de algunos de sus acompañantes más habituales, y abordamos una nueva tendencia.
Un buen vermut se puede servir de distintos modos, aunque el básico y esencial consiste en un ritual sumamente sencillo: tomarlo siempre como aperitivo y con hielo. Sin más. Es en el que coinciden la mayoría de aficionados a beber este elixir previo a un ágape. No obstante, siempre está bien sumar y lo más castizo sería incluir una aceituna verde, la porción de una rodaja de naranja o incluso parte de una de limón.
Si se quisiese rebajar un poco la bebida darle un golpe de sifón sería una buena idea y, además, algo muy castizo que ha vuelto también de la mano del vermut. El alcohol baja, embriaga menos y también lo hace más fácil para aquellos menos acostumbrados a las bebidas con grados. Y si estamos hablando de tomarlo a la hora del aperitivo, por eso muchos lo llaman también así, tendremos que llevarnos a la boca algo sólido.
Un clásico, común en muchas antiguas vermuterías, es acompañar los vasos de esta bebida perenne con un platillo de patatas chips. Sencillo y al grano. Estas pueden venir así, tal cual de la freidora o de la bolsa, o acompañadas por unos mejillones en escabeche y parte de su correspondiente caldo. Un plato de aceitunas, rellenas de anchoa, por ejemplo, también sería una buena escolta por lo bien que maridan con el vermouth. Como también lo hacen las famosas y sabrosas gildas, unas anchoas con un poco de guindilla, los clásicos boquerones en vinagre, unos mejillones a la vinagreta, unas sardinillas con pimientos del piquillo, un salmorejo, un poco de jamón ibérico con membrillo, unas berenjenas rellenas o incluso bonito del norte con un buen aderezo.
Sin olvidar que cada vez más atrevidos llevan el vermut a la hora del postre o la sobremesa y lo acompañan de dulces, habitualmente de panificaciones, con elaboraciones hojaldradas acompañadas de chocolate o dulces de masa trufados de frutos secos. Las posibilidades con el vermú siempre son amplias y los modos de servirlo también.
Salud !!!