Este carnoso y sabroso fruto de apariencia singular se ha convertido en una de las frutas asiáticas que mejor se han introducido en Occidente en los últimos años. El lichi es un árbol frutal

capaz de alcanzar más de quince metros de altura y es originario de la zona del sur de China, Filipinas e Indonesia, aunque su cultivo se ha extendido a otros lugares de clima similar y hoy en día es un producto de exportación muy valorado. Se ha documentado su aparición en China alrededor del siglo XI.

Este árbol produce unos frutos de aroma cítrico y apariencia escamosa, con un color rojizo que en ocasiones llega a parecer iridiscente. Su cáscara es fina y se pela con facilidad, dejando al descubierto un interior carnoso de color blanquecino y con una fragancia peculiar. Sin embargo, hay que tener cuidado al hincarle el diente, ya que su única semilla es bastante grande.

Este árbol necesita un clima tropical para ofrecer una buena producción de frutos. Hoy en día hay varias zonas productoras en Asia, donde sus frutos son habituales en cualquier mercado. Si pasa varios días refrigerada su color cambia a marrón oscuro, algo que no afecta en nada a su sabor.

lichi

Si bien se disfruta mejor fresco, el lichi es un fruto que se vende en varios formatos, siendo muy popular su conservación en almíbar, que se exporta a prácticamente todo el mundo. También se puede encontrar deshidratado, pero es una manera de prepararlo todavía limitada al mercado asiático.

En Occidente ha logrado una buena penetración en los últimos años y se vende de manera habitual en las cada vez más comunes fruterías regentadas por dueños orientales, pero ya se han dejado ver también en algunas cadenas de supermercados. Es un fruto cuyo principal aporte es su gran cantidad de Vitamina C.

Hay que tener en cuenta que la ingesta de lichis en cuadros de malnutrición puede incrementar ciertos aspectos relacionados con el nivel de glucosa en el cuerpo, por lo que se recomienda su consumo dentro de una dieta equilibrada.