Este chile picante forma parte integral de la cocina mexicana, tanto por su sabroso picante como por su extraordinario sabor, tanto fresco como seco. Cultivados originariamente en la región
mexicana de Xalapa, dentro de Veracruz, lugar del que han obtenido su nombre, los chiles jalapeños se consumen en toda Latinoamérica, aunque es cierto que se asocian de manera directa con la gastronomía propia de México, donde es uno de los productos más cultivados y consumidos. Podemos encontrar numerosas recetas que incorporan los jalapeños, en sus diferentes estados de maduración, dedicando gran parte de la producción al secado.
Y es que una vez pasa por los secaderos, el jalapeño pasa a ser el chile chipotle, que, de esta manera, se puede conservar durante mucho más tiempo y se usa de diferentes maneras para cocinar. Pese a su fama como pimiento muy picante, en realidad se mantiene dentro de la media, si bien hay variedades que pueden ser más intensas, dependiendo del tipo de cultivo. En cualquier caso, lo mejor es retirar las semillas antes de preparar un jalapeño.
Los jalapeños se consumen verdes, tanto frescos como conservados en aceite o en vinagre, y además de acompañar guisos y platos típicos, como tacos, totopos, burritos o quesadillas, es muy normal encontrarlos rellenos (son típicos con queso) y luego fritos. Aquí podemos hacerlos tal cual, o bien con algún tipo de fino rebozado. No es raro encontrarlos incluso recubiertos de tocineta.
En cuanto al chile chipotle, el jalapeño seco y aliñado, tiene un fuerte sabor ahumado y mayor intensidad que el fresco. Si están recién hechos se sirven en adobo, lo que aporta más complejidad a su sabor. Es un componente básico para hacer mole y otras salsas con las que comer carnes o pescado.
Los jalapeños se han convertido en el pimiento ideal en Europa para aportar la dosis justa de picante a un plato, ya que se mantiene en una intensidad media, aporta buen sabor y es fácil de conseguir. Por eso ahora es normal encontrarlo incluso en pizzas.