La pizza, un plato universalmente amado, tiene en Argentina una identidad propia que combina tradición e innovación. La versión argentina, con su media masa y generosas capas de mozzarella que se extienden hasta los bordes, se ha convertido en un ícono gastronómico que dista de las recetas originales italianas. Este artículo explora el viaje de la pizza desde sus orígenes hasta su consagración en el paladar argentino.
Los Orígenes de la Pizza
La historia de la pizza comienza hace miles de años, en una época en la que panes planos eran comunes entre griegos y romanos. Sin embargo, la pizza como la conocemos hoy —masa fermentada cubierta de tomate y queso— tiene sus raíces en Nápoles. En el siglo XVII, los napolitanos, enfrentados a la pobreza, comenzaron a experimentar con el tomate, un ingrediente traído de América en el siglo XVI pero considerado venenoso durante mucho tiempo en Europa. Su inclusión en el pan con queso marcó el inicio de la pizza moderna.
El pan redondo cortado en porciones, encontrado en las ruinas de Pompeya, sugiere que la idea de una pizza ya existía siglos antes. Sin embargo, la escasez de ingredientes esenciales como el queso y el tomate limitó su desarrollo en su lugar de origen.
El Salto a la Abundancia: La Pizza en Argentina
Con la llegada de inmigrantes italianos a Argentina, la pizza experimentó una transformación radical. En Italia, la pobreza había restringido el uso de ingredientes como el queso y el tomate, pero en Argentina, la abundancia de alimentos permitió modificar la receta. Así, la pizza dejó de ser un simple acompañamiento para convertirse en un plato principal.
La versión argentina se distingue por su masa más gruesa, el uso generoso de mozzarella (elaborada con leche de vaca, a diferencia de la tradicional de búfala) y salsas que cubren completamente el borde de la masa. Este estilo refleja la adaptación cultural y la creatividad de los inmigrantes, quienes encontraron en la pizza un terreno fértil para reinventar sus tradiciones culinarias.
Los Pioneros de la Pizza en Argentina
El primer gran paso en la historia de la pizza en Argentina lo dio Agustín Banchero, un inmigrante genovés que en 1893 abrió una panadería donde vendía pizza. Décadas más tarde, en 1932, fundó una de las primeras pizzerías de Buenos Aires, en el barrio de La Boca. Este local se convertiría en un punto de referencia, consolidando la costumbre de comer pizza y fainá —una masa de harina de garbanzos originaria de Génova— en las esquinas y alrededores de la cancha.
Además, en los años treinta, el auge de la calle Corrientes, repleta de teatros y restaurantes, marcó el inicio de la época dorada de la pizza argentina. Lugares emblemáticos como Güerrín, Las Cuartetas, El Cuartito y Angelín abrieron sus puertas, ofreciendo suculentas porciones de pizza al corte, ideales para disfrutar de pie en el bullicio de la ciudad.
La Evolución de la Pizza Argentina
El avance tecnológico también jugó un papel importante en la evolución de la pizza argentina. La incorporación de harinas refinadas y levaduras comerciales simplificó el proceso de elaboración, permitiendo un levado más rápido y consistente de la masa. Esto facilitó la producción en masa y contribuyó al crecimiento de las pizzerías como puntos de encuentro y cultura popular.
La pizza argentina ha mantenido su esencia a lo largo del tiempo, pero no ha dejado de evolucionar. A la clásica muzzarella se suman variedades como la fugazzeta, la de jamón y morrones, y la napolitana, que combinan tradición con un toque de creatividad local.
Un Legado que Trasciende Fronteras
La pizza en Argentina no es solo un alimento; es un símbolo de integración cultural, creatividad y abundancia. Representa cómo los inmigrantes adaptaron sus raíces a un nuevo entorno, creando algo único y distintivo. Hoy en día, este estilo particular de pizza ha trascendido fronteras, conquistando paladares en diferentes partes del mundo y reforzando la identidad culinaria argentina.
En resumen, la pizza argentina es un reflejo de la historia y la riqueza cultural del país. Su masa gruesa, su mozzarella generosa y su capacidad para reunir a las personas en torno a una mesa son testimonio del ingenio y la pasión que han hecho de esta versión un clásico incomparable.
Receta paso a paso
Ingredientes
Masa
Aceite de oliva 1 cda
Agua 600 c.c.
Harina 1 Kilo
Levadura 10 Gramos
Sal 1 Pizca
Salsa de tomate 250 Gramos
Muzarella 300 Gramos
Orégano c/n
Aceitunas verdes c/n
Opcionales para otras variantes
jamón cocdo 150 g
morrones asados y pelados
Ajo picado
Albahaca Fresca
Tomate 1 unidad
Procedimiento
En un bowl amplio colocar harina, sal y hacer una corona.
En el centro colocar levadura, azúcar y agua.
Comenzar a tomar la masa con las manos y amasar en la mesada hasta formar un bollo.
Dividir en 4 bolos pequeños y dejar levar tapado por 30 minutos.
Estirar en cada molde con aceite de oliva en la base y bollo hasta los bordes y dejar levar por 5 minutos.
Agregar sobre los moldes con masa levada salsa de tomates y llevar a horno fuerte hasta cocinar la masa y que haga un poco de piso aprox 5 minutos.
Puedes agregar los ingredientes elegidos sobre una masa cocida con salsa de tomates y a disfrutar.