Este condimento de intenso sabor es uno de los elementos básicos de la cocina española, pero que también está presente, gracias a sus variantes, en otros muchos países. Cuando llegaron
los primeros ajies a Europa se les llamó pimientos, ya que su sabor picante recordaba, de algún modo, al de la pimienta especialmente verdes. Con los años, se importaron numerosas variantes y se realizó una larga labor de hibridación que consiguió todo tipo de intensidad y picante, expandiéndose por todo el mundo en poco tiempo.
En España se trabajó sobre todo con los ajies más dulces, obteniendo unos pimientos de buen tamaño, poco o nada picantes, que se consumían tanto frescos como secos. A partir del molido de estos últimos se creó el pimentón.
Existen varios tipos de este condimento, dependiendo de su sabor, siendo el pimentón dulce y el picante los más conocidos y utilizados. Su origen en España data del siglo XVI y se cultivaba en la comarca de La Vera, sinónimo todavía hoy en día del pimentón de mejor calidad, característico por su aroma ahumado.
Fuera de España hay que destacar la variedad de pimentón húngara, más conocida como paprika y que forma parte fundamental de su gastronomía. Desde Hungría, este condimento se ha extendido por toda Europa y el mundo. Es la variante que podremos encontrar en cualquier lugar si es que buscamos pimentón fuera del ámbito hispano.
En cuanto a la gastronomía, el pimentón está presente en numerosos embutidosclásicos y tradicionales, como es el chorizo, la chistorra o la sobrasada; también está presente en productos adobados y en todo tipo de escabeches, tanto de carne como de pescado. Su uso es clave a la hora de disfrutar de un buen pulpo a la gallega, en alguna de las variantes de las patatas bravas o a la hora de preparar la ropa vieja con las sobras del cocido. Además es muy normal añadir un poco a los guisos para darles color y algo de sabor y picante extra.